¡CARTA A UNA AMIGA QUE SE FUE!
(Nadina Polo)
Querida Nadi
Hoy un mes después de tu partida, me
entristece el pensar que nunca cruzó por mi mente, que un día escribiría estas
letras para ti.
¡Amiga mía! ¡Hermana de mi alma! mi
pluma llora y mi corazón sangra por tu ausencia, sé que no te has ido del todo,
porque quedaron muchas cosas por decir…
De mi parte puedes irte tranquila que no
hay que no hay decir, ni nada que arreglar porque todo lo que tuvimos que
decirnos nos lo dijimos minutos antes de tu partida.
Cómo quisiera que tu presencia no se
alejara nunca de mi lado, ¡Te quiero! y no sabes cuánto te extraño, no sé cómo
va a seguir mi vida sin ti y sin tu amistad, pero tengo que dejarte ir para que
desde el cielo sigas guiándome y apoyándome como lo hiciste cuando estabas
aquí.
¡Gracias por tu amistad! ¡Gracias por tu
confianza! Espero no haberte defraudado.
¡Gracias por todo lo que hiciste por mis
hijos y por mí! Nunca lo voy a olvidar.
¿Sabes? Ahora me visto de negro, pero
quiero que sepas que si un día me ves vestida de color, no te preocupes por
eso, mi luto lo llevo en el alma y el ama es eterna.
Si me escuchas cantar no pienses que te
olvidé, es que cantando desahogo mi llanto.
Estoy segura que en este momento me
estás diciendo como siempre lo hacías “No os preocupéis”
¡Ay Nadina! Vivimos tantas cosas juntas,
estuvimos unidas en las buenas y en las malas, hasta el último momento
estuvimos hablando, ese “Enciérrate” que no alcanzaste a leer quedará por
siempre grabado en mi como un tatuaje en el alma.
Esa risa, esa alegría y esa manera
jovial de ver la vida, será mi aliciente para seguir andando… ¡Sola!
Si…ahora me toca andar sola, pese a que
estuve contigo todo el tiempo y te acompañe hasta tu última morada, ¡Me quedo
sola! pero tengo que dejarte ir amiga, por tu bien y por el mío, por tu bien
para que te encuentres con Dios nuestro señor y por mi bien para seguir en mi
diario andar.
Te llorare en silencio cuando a mi mente
lleguen tus recuerdos, iré a visitarte, te cantaré canciones, te contaré
anécdotas que nunca faltarán, apoyaré a tus hijos con un consejo, los consolaré
con un abrazo y las puertas de mi casa siempre estarán abiertas para ellos, ¡Te
lo prometo!
Ahora tienes que irte ¡Anda vuela bien
alto!, cual ave libre y alcanza la paz celestial, nunca te voy a olvidar pero a
partir de hoy poco te voy a nombrar.
¡Sólo en mí silencio vamos a dialogar!
Vuela mi niña buena que un coro
celestial te espera para darte la bienvenida y una escalera de nubes y
estrellas te guiará hasta lo más alto del cielo, donde Dios nuestro señor en su
trono, con los brazos abiertos te espera.
Oye…Antes de irte sólo un favor te voy
quiero pedir...
¡Cuando llegue mi hora de partir pídele
permiso a Dios para que seas tú quien me venga a buscar, porque nuestra amistad
seguirá firme por toda la eternidad y tomadas de las manos disfrutaremos por
siempre de la paz celestial!
Ahora sube, la hora ha llegado ya…
¡Vuela mis rosa sin espinas! que las
puertas del cielo se están abriendo para ti, no mires hacia atrás, sigue la luz
hasta el final...
¡DESCANSA EN
PAZ!